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Descubrimientos pandémicos
Bueno pues he tenido a bien clasificarlos en:
- Pareja
- En solitario
- En familia
1 El aliento matutino
En pareja y en colecho.
Normalmente cuando le despiertas ya has desayunado y lavado los dientes.
Ahora, por alguna extraña razón, ya no lo haces (al menos tan temprano).
2 La ropa
Esto da igual si estás solo, en pareja, con hijos…
Pijama, chándal o ropa vieja, se ha convertido en tu uniforme de día y noche.
También el de tu pareja, vástago o familiares convivientes.
De pronto tu hogar parece una chabola.
3 Las mujeres tenemos pelos
Esto es sólo aplicable a personas que viven acompañadas, porque tú ya sabes que tienes pelos, aunque puede que no fueras consciente de la cantidad.
Pero tu pareja o hijo, se puede sorprender.
Porque total, para qué te vas a depilar si no sales de casa.
Debes tener en cuenta que estos consejos te los estoy dando yo, que me depilo de bota a falda, el resto no se ve.
La mascarilla tapa el bigote
El bigote y media cara, recuerda que puede ser tu aliada.
Pero también tu enemiga, si llevas el morro pintado, por si te la bajas (para tomar un café, fumar…).
Y ahora me pongo seria, porque esto le pasó a una amiga (guiño, codazo, codazo), se te empañan las gafas, no ves un pimiento, lo que sí ves es el interior de la impoluta mascarilla, sospechosamente «acarminada», te asustas y la vuelves a poner, sí, sí, por el lado pringado de pintalabios, para que acabe hasta en la nariz.
4 Los granos y pelitos encarnados
Si, amiga. Estás mucho tiempo ociosa y te encuentras imperfecciones por todos lados.
En tu propio cuerpo o en el de tu pareja, familiar, hijo…
No puedes contener las ganas de espachurrarlos a ver qué sale y cómo es de largo.
El apasionante mundo de reventar espinillas.
5 Los olores
Aromas nuevos para todos.
Y es que, estás acostumbrada a la ducha matutina, lavado de dientes, paso por chapa y pintura…
Y todo esto antes de las 8:30.
Vas con prisas y no tienes tiempo de apreciar tu olor corporal.
Ni el de tu pareja y/o familiares.
Pero se acabaron las prisas, ahora te despiertas y te quedas tirá en la cama, cual vaca que muge esperando que el granjero acabe con su sufrimiento de un escopetazo.
Desayunas a las tantas, lo que pillas y si no tienes nada urgente que hacer… Te vuelves a la cama tan ricamente o te pasas al sofá.
Sin pasar por chapa y pintura ni tú ni, a estas alturas, nadie de tu casa.
6 Convivencia extrema
Sí, contigo misma es complicado también.
Ruiditos
Estás acostumbrada a comer fuera de casa, en el trabajo o sola.
Ahora desayunas, almuerzas, comes, meriendas, cenas y recenas en familia.
- Empiezas a notar que haces/hacen ruiditos al masticar.
- Empiezas a percibir ruiditos hasta al respirar.
- Lo llevas regular, pero no dices nada.
- Te vas encabronando en silencio, cual olla exprés.
- Acabas saltando por cualquier tontuna (a la que pre-confinamiento ni hubieras hecho caso).
- Tu familia también está cual olla a presión.
- No te aguanto, me voy a la terraza a aplaudir.
- No me aguanto ni a mí misma, me voy a la cama.
7 Hacemos la fotosíntesis en la ventana
En solitario o en familia.
Así, tal cual.
Recibimos nuestra dosis de vitamina D, asomados a la ventana diez minutos cada uno.
Es lo aconsejable y somos muy prudentes.
Se puede teletrabajar en pijama
Si no te levantas de la silla, claro.
Arreglá pero informal, de cintura para arriba y yonki pidiendo para el bus, de cintura para abajo.
8 Me comen los bichos
Necesito salir.
Parezco un león enjaulado, la casa se me viene encima.
- Cambio el orden de los libros.
- Muevo muebles.
- Me hago daño en la espalda.
- Sigo haciendo el canelo, por sentirme productiva.
- Nada, procrastino por encima de mis posibiliades.
9 Echo de menos trabajar
Muy mal me tengo que ver.
En serio, echo de menos desde hace tiempo salir a trabajar, o que salgan los demás.
Pero salir, cambiar de aires, aunque sea bajar a:
- Comprar papel higiénico
- Tirar la basura
- Hacer cola para algo
- Pasear al perro
- Raptar un perro (si no tengo)…
10 Si esto dura mucho más, veraneo en la azotea
Ya empieza a hacer bueno, podría empezar por tomar el sol en la terraza, con una piscina hinchable.
Lo veo viable, eso sí, con mascarilla y manteniendo la distancia con los vecinos que me copien.
- Mierda, me quedará marca.
- Aunque por otro lado, me tapa el bigote.
- Vale, mascarilla para tomar el sol en la azotea (con vecinos) sí.
- En mi terraza no, igual hasta me animo y destapo las lolas.
- No, me he venido arriba, el tetamen tapado.
Y hasta aquí me decálogo de descubrimientos, aunque me guardo más en la manga, por si un día no sé qué escribir.
Y tú, cuéntame…
¿Has descubierto algo?

MI HIJO SE HA VICIADO A FORTNITE CON 4 AÑOS
El juego en sí no tiene nada de malo, bueno, casi nada (porque entrelíneas te premia por matar, robar, saquear… y conseguir cosas inútiles para fardar con los colegas).
Lo peor, digamos, del juego es la toxicidad que se genera ahí dentro.

La cuarentena está siendo un campo de batalla en mi casa.
En serio, esto de tener al niño encerrado ha aumentado considerablemente las horas de juego a lo puto bruto.
Yo entiendo que tiene mucha energía y sin parques, ni cole…
Tiene que descargar, pero podía canalizar hacia algo más tranquilo.
Mi hijo se ha hecho YOUTUBER y es un agotamiento se hace llamar Pablo Matamiento

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