EL REGALO QUE NO PUDO ESPERAR A NAVIDAD
Los que me conocéis, ya sabés cuán neurótica y preocupona soy. A los que no, ya os lo digo yo. Lo soy, y además impaciente. Esta vez, han sido las Navidades, que una es muy previsora y (como el año pasado, para que no me pille el toro), mi apremio por equiparme con los mejores juguetes para Tiranito, ha sido legendario.